lunes, 23 de mayo de 2011

Grand Prix Dunkerque

Existen buenas y malas carreras. La del día de ayer fue una mala carrera. Y cuando digo MALA quiere decir MALA con todas las letras y no sólo por el puesto (66º), ya que muchas veces de un mal resultado puedes sacar cosas buenas. De ésta en concreto, salvo el ver de nuevo a la gente de mi equipo y vivir un ambiente de Grand Prix,... pocas puedo sacar.
Cuando te sale mal puede deberse a muchos motivos, entre ellos quizás el más típico sea no encontrarse bien ese día u otro motivo puede ser cometer demasiados errores, o los suficientes como para no acabar al menos satisfecho.
En esta ocasión ha sido más bien lo segundo, y puedo resumirlos en tres. Sólo tres errores, pero lo suficientemente importantes como para descartar el hacer un buen puesto, y menos a estos niveles.
El primero fue la paliza de viaje del día anterior, ya que en esta ocasión mi equipo no ha estado tan fino como otras veces a la hora de organizarme el viaje.
Salí de mi casa el sábado a las 14.00 de la tarde y a la 1 de la mañana estaba entrando por la puerta del hotel. 11 horas de aviones, trenes y autobuses subiendo y bajando escaleras, cargando y descargando una bicicleta...
Los dos siguientes los cometí durante la propia carrera. Mala natación en la que ya en el calentamiento me noté con la espalda y los brazos muy cargados del día anterior y partiendo ya del handicup de que al estar en un equipo que acabó último la anterior carrera eres el último en elegir posición en un canal de 50m de ancho y una bolla a menos de 200m escorada hacia la derecha, salir en el extremo izquierdo es lo que tiene.
Infinidad de golpes en la boya, patadas, agarrones, hundimientos, etc..., Vivo una auténtica lucha de supervivencia en la primera boya y cuando consigo acabar de girarla trato de abrirme hueco entre gorros, brazos y pies aprovechando cada bocanada de aire hasta dislocarme la mandíbula, y cuando por fin lo encuentro y empiezo a coger ritmo patadón en la cara y gafas llenas de agua. Obviamente imposible pararse a colocárselas así que 450m sin ver nada.
Salgo entre los 15-20 últimos del agua y soy consciente de ello, pero al subir la rampa e ir corriendo hacia el box me da cierta tranquilidad el ver que estoy en el grupo y que puedo distinguir algún que otro nombre importante delante de mí como el de Vincent, Diemunch, Celutska, Marceau, Bucholdz,.... Llego a la altura de mi bici y viene el segundo error: el neopreno se atranca. Quizás por querer hacer muchas cosas a la vez en el menor tiempo posible que no tiras con fuerza para que salga de abajo o bien por el puro que traía del agua (puede que ambas), pero se me queda en ambas piernas enganchado por el tobillo y cuando me agacho para liberar cada pie pierdo el equilibrio hacia atrás. Repito la maniobra fallidamente hasta tres veces hasta el punto en que me doy cuenta que no puedo, que me caigo para atrás. Medio sentado, medio agachado consigo liberarme una, pero al querer hacerlo con la otra veo que está enganchada en el chip.
Cuando consigo ponerme el casco y salir en marcha con la bici echo la vista alante y veo que el grupo se va. Paso la línea de montaje y segundo error: los pies no entran en las zapatillas. Ninguno de ellos, y no sólo eso, la goma de una de las zapatillas se parte y se me da la vuelta una de las zapatillas.
Demasiado tiempo perdido como para perder más metiendo ambos pies ayudándome con la mano. Decido lanzarme a la caza del grupo con un pie medio dentro y el otro totalmente fuera. Dos vueltas en solitario me dura la gasolina en las piernas. Dos vueltas agónicas en la que no dejo de ver al grupo a unos 10-15” en las que finalmente tras girar una curva me pongo de pie para lanzar la bicicleta y el fuerte viento que había ayer en Dunkerque me obliga a sentarme, totalmente seco, vacío, me resigno a mirar atrás y esperar a un pequeño grupo.
Desde aquí soy consciente de que he perdido el último tren y tras completar la tercera vuelta haciendo la goma en este grupito consciente de que he gastado las fuerzas que tenía,... me hago a la idea de que la carrera se ha acabado para mí. Cosa que me equivoqué, ya que aunque le puse empeño la carrera ya había acabado para mí mucho antes.
En un Grand Prix, puedes permitirte tener como mucho uno de estos errores si lo subsanas estando en un buen momento de forma. Los errores de este tipo los pagas con creces, y más cuando sabes que tu forma aún no es todo lo buena que te gustaría y tus bazas pasan por ser listo y aprovechar al máximo lo primero las transiciones y lo segundo las fuerzas que tengas. En mi caso, estos tres errores me hicieron vaciar vana y gratuitamente las fuerzas que llevaba ese día.
Como uno es como es, lejos de tirar la toalla y dejarme llevar trato de correr todo lo fuerte que puedo pensando en que el puesto que gane será bueno para el equipo. Consigo cazar como a 5 del grupo de alante, pero acabo lejos de los puestos de honor que siendo realista hoy me hubiera valido con un Top-40 como hice el año pasado siendo ésta mi debut en un GP.
La diferencia es que aquella vez contaba con la forma pero también con la inexperiencia, hoy ha sido al revés y no he sabido aprovecharla o quizás no he podido.
Finalmente puntué para el equipo siendo 3º y subimos un puesto con respecto a la carrera anterior, pero no salimos de los puestos de descenso. Mis compañeros tampoco tuvieron buenas actuaciones. De los tres que puntuamos, el mejor fue el belga Rosu (50º), después el australiano Allen (56º) y luego yo (66º).


Mi experiencia de este fin de semana me acerca más a la confirmación de una teoría que llevo barajando desde hace ya algún tiempo de la que cada vez estoy más convencido: si llegas cansado a una carrera lo pagas en las transiciones.
Tiene mucho sentido. La fatiga está muy relacionada con el sistema nervioso central y por lo tanto afecta directamente entre otras muchas cosas a la coordinación óculo-manual.
Te das cuenta que según sube el nivel más importancia cobran las transiciones, ya que en 2,3,4 segundos puedes decir “Aurevoir” a un grupo y por lo tanto “Aurevoir” a la carrera. De ahí lo importante de llegar descansado a carreras importantes, no sólo para correr más rapido y sentirte ligero sino también para estar fresco en las transiciones. Yo no puedo decir que fuera para mí una semana excesivamente dura, pero de haberlo sabido hubiera viajado antes o por otros medios.
Pero bueno, otra lección más que al menos hemos aprendido.
Si quieres llegar bien a una carrera importante, tienes que llegar descansado en todos los sentidos.
Un abrazo y hasta la próxima, en la que espero hablar de menos errores y mejores resultados!!

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